La Reina De Las Flores (poema)

Por: Norbert

(A: X. S. Rincón)

Una Estrella Quiere ser fugaz.

¡No seamos momentos!

—me dijo.

Que ella, tras el velo radiante del ocaso,

se oculta y reza, pidiendo que aquella, ultima luz,

la lleve a donde no hay carencias.

¡Abrázame fuerte!

¡Acércate más!

¿no ves que no me es suficiente?

Me urge la vida.

me urge el calor.

Si, siento dolor.

¿qué harás ahora, que puedes tomar y moldear mi corazón?

pide. pide.

No sé qué quieres.

Me asusta pensarlo.

Me altera no saberlo.

y me excita poder observarlo.

¡Álzate ya!

aquel que mira arriba es porque

sabe de dónde viene.

y si algo sé,

es que la luz al final del día,

te viste y corona,

de florales joyas,

Ojos castaños,

Piel hermosa,

ardiente alma,

aún más que la mía.

Hueles a otoño.

Sudas y vuelve la primavera

-estoy seguro

Pasas, tan esperada cual verano

llevando calor y deseos varios,

sin quemar. Sin Magullar.

y sí. en frio Invernal dejas a la gente,

que no te verá más.

Ve.

lleva esto contigo.

Un testimonio genuino,

de quien se sabe,

va sin rumbo y perdido.

Siete días pasaron.

Cuatro contigo.

Dos huyendo al destino.

Uno bailando hasta el desmayo.

Romántica indómita.

Necia.

Intensa.

Tierna

Suave.

Recia.

Sencillo y Complicado.

Crece fuerte, Reina De Las Flores.

Impregna todo el perfume real de ocaso.

Desgarra la tierra, rompe el concreto.

Y donde sea con quien sea que elijas pasar el resto de tus días tomada de la mano,

Recuérdale:

De mi lengua conjuro,

que la paz y fortunio,

les brinde un hogar.

pues donde nace la pasión,

Los signos del amor,

fortalecen a la acción.

y si con retorcida osadía mi vida secas,

mis botones cortas,

o mis ojos marchitas;

En mi mano la furia,

Truenos y calamidad,

te perseguirán con incansable ira.

y así;

pues ni muerto tendrás paz.

Conectados y encontrados;

más aún desfasados.

¿es esto la injusta diversión de la vida?

Las almas que se encuentran y pierden.

¿a dónde vamos si de la silenciosa pasión nos sigue la cobardía?

No me pierdas, castaña.

Esperaré con ansias tu viento otoñal.

permíteme besar tus labios una vez más.

Los hiciste tuyos sin buscarlos.

rozan tu nombre sin pronunciarlo.

y con cada caricia, se nos va la vida,

las miradas bailan melodías,

compás nutrido,

guiando el ansia de la carne,

donde nos unimos.

Húmedo. Tibio.

Juntos y lejos.

No me olvides, castaña,

Reina floral.

Porque entonces,

todo aquello artificio,

Deseo mal nacido,

Tormenta en vicios,

se volverán realidad:

Momentos seremos,

en toda contra de lo que habíamos predicho.

Brindo yo:

Un simple y conmovido poeta,

por un encuentro poco habitual.

No lo cuestiones más,

Eso soy yo:

Una huella sin camino.

Un Sueño perdido.

Amor en olvido.