LAS ÚLTIMAS LUCES

I

No tengo nada que decirte, que no sepas ya.

No puedo decirte: Te amo.

Tu corazón lo sabe y, aun así,

Se lo ocultas con engaños.

Es ridículo pedirte una sonrisa:

Las obsequias a todos.

No las complaces.

¿Será que debo sacarme el corazón?

Arrancarte de mis venas,

Dejarte escapar de mis lágrimas.

¿Entregarme a la tierra?

Porque,

¿Qué es vivir sin tus excéntricos modos, Tus menjunjes raros y los asombros diarios?

Que cosa tan ruin es vivir, alejado, roto y despreciado. Olvidado de canciones y recuerdos varios.

Abominable la realidad que se presenta ante mi

Y me desprende de mi ser más feliz;

Desnudándome a la tragedia,

Corrompiendo una debilitada y pura conciencia,

Cuya única razón de existir, Es/era, vivir junto a ti.

II

Hoy quizá recibas flores.

Cariños y cien goces.

Yo me quedo con memorias,

Y las ansias de tus dones.

Esa perpetua y, oscura agonía,

Que Sobre mi han puesto tus ladrones.

No puedo esperarte aquí.

Me arde cada respiro.

(Ausente de ti)

Ya que tus manos, no han de detenerme,

Yo aguardaré donde vivía nuestro sueño.

Ahí estaré.

Con la entrada floral, los altos robles cuidando el umbral;

Haciendo suave sombra en la hojarasca para tú, andar.

Ahí estaré.

En el lado correcto de la fotografía.

En esa vida tan maravillosa,

Que hoy, me cuesta encontrar.

- Norbert M.